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Esta guía, destinada a los procesadores y fabricantes de alimentos, explora cómo maximizar la productividad y la protección de la marca. En ella, se explica cómo identificar características de los productos que pueden imitar la contaminación por metales, a menudo llamada “efecto de producto”, y que puede producir falsas activaciones.
Al eliminar la influencia del efecto de producto, se pueden identificar y rechazar los contaminantes metálicos más pequeños. Además, esto reduce los falsos rechazos que ralentizan la línea de producción, desperdician productos y, en última instancia, reducen los beneficios.
Esta guía incluye los siguientes temas:
- Cómo funciona un detector de metales
- Seis factores que influyen en el rendimiento
- Cómo respaldan los detectores de metales la seguridad alimentaria
- Estrategias sencillas de prevención para superar las aplicaciones difíciles
- Soluciones de detección de metales diseñadas para reducir los falsos rechazos
El efecto de producto puede aparecer en los alimentos que presentan un alto contenido de humedad y sal (a veces denominados productos “húmedos”), como carnes, aves, marisco, lácteos, alimentos de panadería y comidas preparadas, o productos envasados en láminas metalizadas. Otros factores de producto que pueden influir en la efectividad de un detector de metales son la temperatura; el tamaño y forma; la posición y orientación; la consistencia o densidad, y el material de empaquetado.
Los detectores de metales modernos pueden diferenciar entre las señales del producto y las generadas por contaminantes metálicos reales. Los detectores de metales con más sensibilidad del mercado, que inspeccionan aplicaciones de efecto de producto, funcionan de forma simultánea a más de una frecuencia (lo que se conoce como frecuencia dual simultánea o frecuencia multisimultánea). Gracias al uso de la tecnología de supresión de la señal del producto, se aumenta la sensibilidad y se eliminan prácticamente los falsos rechazos.
