- Seguridad de los productos: tanto en la industria alimentaria como en la farmacéutica se crean productos destinados a ingerirse o aplicarse en el cuerpo. Un producto contaminado puede causar daños al consumidor, lo que puede dar lugar a problemas de salud, retiradas de productos y posibles demandas judiciales.
- Conformidad: las normativas de ambas industrias exigen que los fabricantes mantengan un entorno higiénico y sigan directrices
específicas para la seguridad y calidad de los productos. El incumplimiento podría
conllevar multas, acciones legales y hasta el cierre de las instalaciones de fabricación.